viernes, 7 de agosto de 2009

Entre la sombra y la pared

Quien como algunos no sabe lo que es la soledad en este mundo habitado por todos pero en que una minoría se encierran en burbujas, en su casa o en sus propios pensamientos. Esa soledad que sólo pocos saben mantenerla, saben reprimirse sin herir o, en casos, hiriendo a los que no importan, a los que les importan y a los que aman.

Aunque ciertamente esa soledad es por algunas razones que solo ellos saben y no dejan que se sepa. Dicen que estan bien, que no pasa nada, que quieren dormir o que tienen tarea por hacer. Son cuidadosos en ocultar su sórdida pero fascinante vivencia bajo la sombra y el aislamiento de la sociedad increíblemente estúpida y conformista.

Se podría imaginar cual sería la razón para tal separación de las personas en:
1.- Un niño por las constantes peleas y griteríos de sus padres, ya sea por el trabajo, por la casa o por su escasa intimidad.
2.- Una niña por los abusos que fue sometida en su colegio o en su propia casa.
3.- Un joven universitario por la cólera de no saber el porque está en la universidad, por el pésimo carácter que tiene hacia los otros, más no con su pareja, y por el dolor en la parte central de su tórax y la incomodidad de la postura de su cuello.

La soledad se da por cualquier motivo, toda circunstancia, todo suceso en la vida conlleva a la soledad, a la muerte (penosa para su alrededor pero grata para el solitario).
Aún más preocupante es la soledad del estudiante de universidad privada que escribe oraciones con sentido pero aburrido para todos, oraciones en las que no sabe que escribir más que su propia vida, su vida con la pareja actual.

El escritor universitario sólo elogia a su pareja porque ella es la única quien esá a su lado y que tolera sus absurdas suposiciones y tontas e innecesarias molestías por los celos. El escritor universitario, que a pesar de sufrir un dolor ocacional en su corazón y constantes, más no escandalosas, divagaciones y dichos que salen de su enredada lengua por la pérdida algo prematura de su memoria, que en unos años le dificultará su relación con los demás y, peor aún, con su vida.

Teme perder sus recuerdos, los pocos recuerdos que le quedan, pocos recuerdos que prefiere olvidarlos, recuerdos malos que pasó de niño. Lo que si teme aún más es perder el recuerdo de su amada, de la chica que le ayudó a entender el valor de una relación de pareja.

Teme quedar solo, quedar encerrado en un cuarto por sus no comprendidas palabras. Aunque le hará bien esa soledad, así no podrá molestar a nadie ni podrá equivocarse nunca. Así podrá mantener a lado a su querida. Así no podrá molestarla con sus celos, sus disparates ni con sus habladurías que aburren. Tampoco con sus exaltaciones por cosas que no debería alterarse. Lo único que tiene presente es la felicidad de su amada, serle fiel y hacerla felíz.

Sería una muerte felíz y digna. Que nadie se preocupe por recogerlo de la morgue, por ver como irá vestido, por el precio de su ataúd ni por la preguna que harían: "¿Le ponemos un cura?".

Una muerte felíz y placentera es lo único que pide ese escritor universitario, y que nadie bote lágrimas por él, porque él sabe de antemano que no se las merece. Su único deseo es desfallecer en su cama con un paro cardiaco, sería ofensivo para él si muere por problemas renales.

Un paro cardiaco, en su cama y de noche, es el deseo que prevalece en su mente distraída, de esa manera podría sentirse amado y tranquilo.

1 comentario:

  1. Joel, muchas veces en la soledad uno encuentra sosiego y libertad para expresarse y sobre todo votar todo esa mierda que uno lleva dentro, hoy al leer tu blogs me sentì el peor de los padres, al no dar mi tiempo, al no darte mi tiempo cuando tù me necesitabas, pero no es tarde para empezar de nuevo, nunca es tarde cuando uno se da cuenta, te amo mucho.

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